Desde los avances meteóricos en la comunicación, no encontramos a cada día con nuevos paradigmas sociales que nos llevan a ser protagonicos de nuestras propias vidas y una apertura consensual de construir relaciones según diversos interés y objetivos.
Si de negocios se habla, debemos tener en cuenta el desarrollo de una Personalidad Social objetiva y pro activa, sin perder las características humanas.
Quizás cansados de las desigualdades, buscamos llevar nuestros dones a cuanta gente le llegue, invirtiendo nuestro tiempo en lo que nos gusta y lo mejor de todo: pasándola bien.
Tantos temas para cuanto gusto haya, podemos encontrar en las redes sociales contactos tan heterogeneos y diversificados, así como nuestra continua formación, deseos y crecimiento, formando de esta manera redes de Inteligencia Colectiva, apuntando a objetivos comunes. Sean actos solidarios, espirituales, políticos, comerciales o solamente en la mayoría de los casos en la juventud: esparcimiento.
Dejamos el anonimato para ser alguien en nuestras redes.
Una personalidad social (o sea, la de cada uno) debe ser coherente consigo misma y con sus valores, ya que aunque detras de una computadora se puede percibir el otro. En un proceso de evolución, la Personalidad Social debe trabajar la tolerancia, la flexibilidad, la costrución y la comunicación para generar así una Inteligencia Colectiva de calidad en el logro de sus objetivos.
¿Hago yo mi aporte como Personalidad Social a una Inteligencia Colectiva?
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